Entrenar en condiciones meteorológicas adversas: frío, niebla, lluvia, etc.

Este artículo va en la línea del anterior. Muchas veces salimos a entrenar o simplemente a rodar con independencia de las condiciones meteorológicas: viento, niebla, lluvia, frío, etc. Está claro que nos gusta practicar deporte y algunas veces no valoramos lo suficiente los riesgos que tiene hacerlo bajo condiciones adversas.

Por un lado está la seguridad. Circulamos sobre dos ruedas muy finas y «compartimos» la carretera con el resto de vehículos. Cuando la visibilidad es reducida, el riesgo aumenta. Por eso es fundamental hacernos ver con algún chaleco reflectante, que además puede hacer de paravientos y una luz suficientemente potente.

Continuando con la seguridad, cuando el piso está mojado la adherencia (el grip) disminuye y tenemos que tener mucho cuidado al trazar las curvas, entrar en rotondas, etc… Si además hay señalización horizontal como pasos de cebra o similares la carretera puede convertirse en una auténtica pista de hielo. En estos casos es fundamental anticipar la frenada, hacerlo de forma progresiva y muy suave y no inclinar excesivamente la bici.

En cuanto al tema fisiológico, con el frío nuestro organismo soporta un estrés adicional a causa, por un lado, de las prendas de abrigo que debemos llevar para protegernos del mismo (aunque por suerte para nosotros la calidad de estas ha aumentado muchísimo en los últimos años) y por otro lado, del enfriamiento del organismo, que provoca tiritonas o aumento del tono muscular. El coste metabólico aumenta y también cambia la dinámica metabólica para producir energía primando los sustratos glucolíticos y disminuyendo relativamente el empleo de los ácidos grasos libres.

En condiciones de frío el calentamiento debe ser algo más largo de lo habitual y realizarse a una intensidad moderada. En estos ambientes tampoco es recomendable prolongar demasiado tiempo la actividad física.

Otro aspecto que no debemos descuidar en invierno es el de la hidratación. La vasoconstricción cutánea (para minimizar la pérdida de calor por irradiación) genera un mayor volumen de orina, lo que acelera la deshidratación. Por lo que no hay que olvidar beber regularmente.

Una vez terminado el entrenamiento, deberemos reducir el tiempo de enfriamiento o vuelta a la calma. Otro aspecto importante es no permanecer mucho tiempo con la ropa de entreno, debemos llegar a casa rápidamente, ducharnos y ponernos ropa seca para evitar resfriados.

Como resumen, ahí van algunos consejos:

  • Limitar en lo posible el tiempo de exposición a las condiciones hostiles que impone el ambiente frío.
  • Mantener, mediante la ropa de abrigo y la actividad física, una temperatura muscular lo más elevada posible para evitar deterioros en la máxima expresión de fuerza y potencia.
  • Hidratarse con frecuencia para evitar el deterioro de la salud y el rendimiento (por el incremento indirecto del volumen de orina). A mayor edad, las adaptaciones del organismo al ambiente frío se deterioran o no pierden efectividad.
  • Realizar un aporte previo adecuado de hidratos de carbono para cubrir las demandas de la tasa metabólica, que se incrementa cualitativamente.

¡Abrigaos bien!

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