En el libro La Lucha, de Thomas Dekker y Thijs Zonnenveld, encontramos la guía perfecta para arruinar una prometedora carrera en el mundo del deporte. Tal vez pueda ayudar a algún inmaduro, irresponsable, que se junta con la gente equivocada para que no siga tomando decisiones incorrectas.
Si pierdes la noción de la realidad, creyéndote una estrella por un éxito prematuro, la caída está más que asegurada. Este libro ofrece una historia por desgracia familiar, pero fascinante, de otro ciclista profesional que abandona el deporte tras romper las reglas y ser cazado por ello.
Thijs Zonnenveld fue ciclista profesional y actualmente es periodista especializado en ciclismo. El libro narra la vida deportiva de Dekker en primera persona, como si estuviésemos sentados frente al protagonista mientras nos cuenta sus andanzas. A pesar de que de entrada el libro pueda sonar similar a otras biografías de corredores «arrepentidos», lo cierto es que el enfoque es diferente y puede ayudar a jóvenes deportistas para no caer en los mismos errores.
El libro consta de 37 capítulos de fácil lectura, con muchas frases inusualmente cortas y directas. No se anda por las ramas y va directo al grano. Durante su lectura el protagonista en ocasiones despierta las simpatías del lector, aunque la mayor parte de las veces desearías que el bueno de Thomas se fuera al carajo.
Dekker es un hombre de excesos, amante del dinero, el lujo, el alcohol y el sexo. Alguien dispuesto a hacer todo lo que fuera necesario para lograr el éxito, capaz de pagar 600 € por unos pantalones, mientras sean de cashmere. Abandonó sus estudios en el instituto para dedicarse por completo al ciclismo. Pasó a profesionales con el equipo continental de Rabobank como la nueva promesa del ciclismo holandés.
Contrató como agente a Jacques Hanegraaf, que vio en Thomas una gallina de los huevos de oro. Con tan sólo 21 años y mucho más futuro que pasado, llegó a firmar un contrato por dos años a razón de 800.000 € por temporada.
Durante su etapa de aficionado no habla nada sobre el dopaje, pero desde el principio de su etapa profesional parece que tuvo claro lo que había que hacer para destacar, tal como Hanegraaf les explicó a sus padres. Dekker fue el número 24 de la lista de clientes de Eufemiano Fuentes, que le asignó el apodo de Clasicómano Luigi por su relación con el médico italiano Luigi Cecchini. Cuando cayó la red de Fuentes, Dekker contactó con un médico austriaco que también ofrecía transfusiones sanguíneas. No acababa aquí el arsenal de técnicas dopantes del holandés al que el pasaporte biológico no parecía suponer ningún problema, sin embargo su perfil sanguíneo le puso en el punto de mira y finalmente fue cazado por usar Dynepo, lo que la valió una sanción de dos años y la pérdida del contrato con el Silence-Lotto.
Si hasta el momento sus excursiones nocturnas, donde no faltaban el alcohol y las prostitutas eran algo normal, los años durante los cuales estuvo sancionado lo dejaron peligrosamente cerca del abismo.
Sorprendentemente, a pesar de estar completamente fuera de forma, tras cumplir su sanción encontró cabida en el conjunto Garmin con el salario mínimo (35.000 €) aunque tal como afirma hubiera corrido incluso gratis. Increíblemente, a pesar de un rendimiento nada destacable, negoció 75.000 € para 2013 y 100.000 € para 2014.
Su pareja se harta de él y de sus infidelidades y finalmente termina dejándolo. Cada vez menos centrado en el ciclismo, su rendimiento se resiente y tras la fusión de Garmin y Cannondale se encuentra sin contrato y sin esperanzas de conseguir otro.
Sin tener nada más que le de sentido a su vida, decide embarcarse en lo que él mismo define como una auténtica locura: intentar batir el record de la hora. Las nuevas reglas de la UCI parecen haberlo hecho más asequible, pero Rohan Dennis se le adelanta y el 25 de febrero de 2015 Dekker se queda a 271 metros de la marca del australiano.
El gran problema de Thomas Dekker era el propio Thomas Dekker. Arrogante, narcisista y siempre dispuesto a buscar excusas para sus propios errores. Sin embargo, una vez fuera del mundo del deporte profesional, parece reflexionar y aprender de sus errores. Tal como cuenta Zonnenveld, en su primer encuentro Thomas estaba obsesionado con presumir de su Porche y sus pantalones de cashmere, sin embargo la última vez que se vieron ambos se rieron cuando Thomas le respondió que llevaba unos simples pantalones H&M de 15,95 €.
buen libro
Me acuerdo en los Pro cycling Manager, que a este lo ponían como a Evenepoel
No he leído el artículo, pero es lo de siempre, da igual lo q se ponga y lo q la gente q lo paso quiera ayudar, xq el q lo hace sabe de sobra lo q conlleva y los q lo piensan hacer x mucho q lean, lo van hacer, xq igual no les cojen, habrá dopaje toda la vida, en menor o mayor medida. Triste pero real
Ivan Hevia Cosme Puede ser, pero siempre se puede aprovechar algo del libro.
Ciclismo Máster X su puesto
Ivan Hevia Cosme Por otro lado, el libro no trata sólo de dopaje.
Leí el libro prácticamente de carrerilla,te engancha,un capítulo tras otro estás temiendo que le dé un infarto o que lo detenga la policía…tremendo,si todo lo que cuenta es verdad,este tío tenía un motor de campeón,noches de alcohol y putas (más otras cosas…) en plena concentración del equipo y por la mañana salir a entrenar a tope…la sensación que te queda es que si se hubiera cuidado y llevado vida de ciclista,adonde podría haber llegado!…
Yo le leido y esta muy bien, la luz y sombras de un profesional