El ciclista Vallisoletano Francisco de Vicente ha fallecido esta mañana cuando participaba en la prueba «Los 100 de Nava». El funeral y entierro tendrá lugar el lunes 7 de mayo a las 18:00 en Navas de Oro (Segovia).
Fran ha sufrido un infarto cuando lideraba la prueba y, a pesar de los esfuerzos de compañeros y médicos, no ha sido posible reanimarlo. A lo largo de la tarde han sido numerosas las muestras de pésame y cariño transmitidas a amigos y familiares.
Sus inicios en el ciclismo comenzaron en su pueblo, Navas de Oro, tras ver participar en una carrera a uno de sus primos. Más tarde pasaría por las filas del equipo Rivas, dirigido por Pepe Rivas. En su época de sub23 militó entre otros en las filas del Iberdrola y varios equipos de Galicia como el aguas de Mondariz. Tras dejar el ciclismo siguió practicando deporte en el gimnasio del Club Boxeo de Valladolid. Años más tarde volvió a la competir sobre la bicicleta, ya en la categoría máster 30, con el equipo Guía Color, pasando después por el Más Madera, AC Hoteles y, de nuevo, Guía Color – Inverse. Era un corredor con una gran fortaleza física y mental, como demostró en el año 2011, haciéndose con la Copa de España, la Vuelta a Navarra, Trofeo Astur-Cántabro, Copa de Castilla y León y un sin fin de carreras. Poco después retomó su afición por el Boxeo, llegando a proclamarse campeón de Castilla y León. Nunca dejó de lado la bicicleta. Estos últimos años disfrutaba practicando ciclismo de montaña. La misma meticulosidad y disciplina que tenía en el ámbito deportivo la sabía trasladar también al ámbito profesional.
Siempre dispuesto a ayudar dando un consejo, echando una mano a los rezagados de la grupeta, a pesar de su gran experiencia con la bicicleta también sabía escuchar y aprender de los demás.
¡Te echaremos de menos!
caminaba el sol de estío,
y era, entre nubes de fuego,
una trompeta gigante,
tras de los álamos verdes
de las márgenes del río.
Dentro de un olmo sonaba
la sempiterna tijera
de la cigarra cantora,
el monorritmo jovial,
entre metal y madera,
que es la canción estival.
En una huerta sombría,
giraban los cangilones
de la noria soñolienta.
Bajo las ramas obscuras
el son del agua se oía.
Era una tarde de julio,
luminosa y polvorienta.
Yo iba haciendo mi camino,
absorto en el solitario
crepúsculo campesino.
Y pensaba: «¡Hermosa tarde,
nota de la lira inmensa
toda desdén y armonía;
hermosa tarde,
tú curas la pobre melancolía
de este rincón vanidoso,
obscuro rincón que piensa!»
Pasaba el agua rizada
bajo los ojos del puente.
Lejos la ciudad dormía,
como cubierta de un mago
fanal de oro trasparente.
Bajo los arcos de piedra
el agua clara corría.
Los últimos arreboles
coronaban las colinas
manchadas de olivos grises
y de negruzcas encinas.
Yo caminaba cansado,
sintiendo la vieja angustia
que hace el corazón pesado.
tan melancólicamente,
bajo los arcos del puente,
como si al pasar dijera:
«Apenas desamarrada
la pobre barca, viajero,
del árbol de la ribera,
se canta: no somos nada.
Donde acaba el pobre río
la inmensa mar nos espera.»
Bajo los ojos del puente
pasaba el agua sombría.
(Yo pensaba: ¡el alma mía!)
Y me detuve un momento,
en la tarde, a meditar…
¿Qué es esta gota en el viento
que grita al mar: soy el mar?
Vibraba el aire asordado
por los élitros cantores
que hacen el campo sonoro,
cual si estuviera sembrado
de campanitas de oro.
En el azul fulguraba
un lucero diamantino.
Cálido viento soplaba
alborotando el camino.
Yo, en la tarde polvorienta,
hacia la ciudad volvía.
Sonaban los cangilones
de la noria soñolienta.
Bajo las ramas obscuras
caer el agua se oía.
Muchísimo ánimo a su familia!
Vaya palo! Buff.. grandísima persona..!
D.E.P
D.E.P.
D.E.P.
D.E.P.
DEP
D.E.P
D.E.P
DEP
DEP
DEP
D.E.P
D.E.P
D.E.P
D.E.P
D.E.P.
DEP ciclista.
Descansa en paz, gran deportista y sobre todo gran persona
D.E.P. y mi pésame a su familia
¡Que pena! Mi más sincero pésame a la familia y amigos. En el recuerdo me quedará aquel Fran que un año era casi imbatible. Seguro que sigue pedaleando allá donde se encuentre.
D.E.P
D.E.P. Un abrazo para la familia y amigos