Rodando por las sirgas del Canal de Castilla
Rodando por las sirgas del Canal de Castilla

Marcha Gran Premio Canal de Castilla

Cartel Gran Premio Canal de Castilla 2012¿Paraiso o infierno? No sé como definir la experiencia de esta mañana. 7h16′ por carreteras vallisoletanas y palentinas para recorrer 228 km aderezados con 55 km de sirgas y caminos de concentración.

Paraiso porque la zona merece realmente la pena. Que gran verdad es eso de que muchas veces no conocemos o apreciamos lo que tenemos más cerca. La gran obra hidraúlica que constituye el Canal de Castilla nos ha permitido disfrutar de un paisaje lleno de vida y vegetación, que contrasta con la meseta castellana, con ese color amarillento característico de la época de cosecha del cereal, que hoy estaba en su máxima actividad.

Infierno porque el recorrido se ha hecho realmente duro. Además de los tramos de tierra, con mucha piedra suelta, el viento ha añadido un plus de dureza a la marcha, al soplar con bastante intensidad en la segunda mitad de la prueba (es decir, durante más de 120 km), oponiéndose al avance de los ciclistas.

Esta era la tercera edición de la marcha, si bien las dos primeras realmente fueron más bien reconocimientos realizados por los organizadores para estudiar la viabilidad del proyecto. Al final se lanzaron a la piscina y gracias a ellos hemos podido descubrir esta zona y revivir una forma de ciclismo muy diferente a lo que estamos acostumbrados, realmente es como viajar al pasado para meterse en la piel de aquellos aventureros y locos de los pedales. Si bien se ha notado que la maquinaria no está tan engrasada como ocurre en otras marchas más veteranas, en mi opinión , teniendo en cuenta la dificultad del recorrido, creo que han aprobado con nota.

Perfil del GP Canal de Castilla 2012
Perfil del GP Canal de Castilla 2012

Cubrir 228 km con muchísimos cruces exige muchísimos voluntarios. A falta de estos, los organizadores se pegaron un buen viaje marchando con flechas todas las intersecciones del recorrido. Yo conté con la ventaja de ir siempre muy cerca de la cabeza, por lo que sólo teníamos que seguir al coche que abría la prueba. Aún así, algunos cruces en los caminos requerían estar muy atento para no seguir el camino equivocado.

Rodando por las sirgas del Canal de Castilla
Rodando por las sirgas del Canal de Castilla. Foto: Noel Martín

Otra pega es que, cuando llegamos al primer punto de control en Frómista (km 91), el personal del hotel no tenía muy claro como funcionaba el mecanismo del pasaporte del canal y tampoco tenía preparado el avituallamiento. Probablemente no nos esperaban tan pronto 🙂 Por lo que me comentaron Noel y Linares, dos compañeros con los que fui a la marcha y que sufieron varios pinchazos, me dijeron que cuando ellos llegaron ya estaba todo preparado y que además había comida y bebida en abundancia. Cuando llegamos a la meta, tampoco estaba preparado el sello, así que tuvimos que esperar o volver después de la ducha.

Pedro Horrillo con Frodo (elpedaldefrodo.com)
Pedro Horrillo con Frodo (elpedaldefrodo.com). Foto: Noel Martín

En cuanto a los aspectos positivos, que es con lo que hay que quedarse al final, hay que reconocer la amabilidad de los voluntarios que atendían los puestos de avituallamiento, el citado trabajo de marcado del recorrido, la comida del final, que nos supo a gloria y la gran idea de organizar esta marcha.

Centrándonos ya en lo que es el recorrido, nos reunimos a las 8:00 en el parque de la dársena del Canal en Medina de Rioseco para recibir las instrucciones de parte de Víctor, responsable de la organización. Allí llegó Pedro Horrillo con varios compañeros, centrando el interés de los muchos fotógrafos que querían capturar el momento.

Para realizar la marcha yo había desempolvado mi fiel Razesa, aquellas con las que corría el equipo Seguros Amaya de los Lale Cubino y Jesús Montoya, que llevaba muchos años relegada al rodillo. Es una buena bicicleta que se ha portado a las mil maravillas. Como cubiertas he usado unas michelín que montaba en la bici que usaba antes para ir al trabajo. No creo que pasasen de 12 € y la trasera tiene más de 10 años de vida, es indestructible. Eso sí, tuve la precaución de usar líquido antipinchazos (X-Sauce). En la salida había de todo, pero la verdad es que predominaban las bicis tope de gama; las había hasta con cambio electrónico y ruedas de perfil. También había alguna bici de montaña con cubiertas lisas y el tandem de Ángel García y una chica con sonrisa permantente.

Pedaleando a lomos de la Razesa
Pedaleando a lomos de la Razesa. Foto: Noel Martín

Salimos neutralizados por las calles de la Ciudad de los Almirantes escoltados por la Guardia Civil hasta que salimos a la carretera por Valdenebro rumbo a Ampudia. Rodábamos en armonía hasta que Rubén García decide probar de lejos y se va sólo. Por detrás varios corredores marcan el ritmo. Veo que el tandem va a arrancar, así que salgo con él y nos vamos sólos. ¡Quien me mandará! Si yo quería ir tranquilo hasta el km 100… Tampoco duró mucho nuestra aventura, así que el pelotón, ya con menos unidades, se volvió a agrupar.

Estaba claro que los tramos de tierra eran los que iban a marcar el desarrollo de la prueba, así que no sucedió nada destacable hasta que llegamos al primero de ellos en Becerril de Campos. Se trataba de un tramo de 4,1 km con muchísimas piedras sueltas. El pelotón entró en la sirga a saco, como si no hubiera mañana, y las piedras volaban por los aires. Yo decidí agarrar el manillar en la parte inferior para distribuir el peso sobre las dos ruedas y evitar algún llantazo, pues al tratarse de cantos rodados era poco posible pinchar con el filo de estos. Así tenía los frenos a mano, aunque no los usé gran cosa y tenía mayor control sobre la bici. Como contrapartida, los brazos se me cargaban muchísimo y las manos se me fueron quedando sin fuerza. Además, recordando las experiencias de Rafa allá en Bélgica por el Pavé, entré con el plato grande «mordiendo» el terreno.

Noel y Jesús Linares
Noel y Jesús Linares. Foto: Noel Martín

Según escuché más tarde, Horillo comentó algo así como: «aquí nos vamos a matar» 🙂 Por suerte la cosa no fue tan grave. Con el viento a favor, la verdad es que rodábamos realmente rápido. En ese terreno, la ventaja de ir a rueda disminuye y había que aplicar mucha fuerza sobre los pedales. Había que estar muy atento para controlar la bici cuando entrabas en zonas donde las ruedas se hundían y empezaba a «culebrear». Cuando salimos de nuevo a la carretera el ritmo se ralentizó, permitiendo que entrase gente desde atrás.

El segundo tramo fue muy similar al primero. Cinco kilómetros y medio con piedras saltando por todos los lados. Una me dió en la rodilla derecha haciéndome ver las estrellas y otra llegó como una bala e impacto en mi hombro izquierdo. Desde ese momento procuré ir con la boca cerrada, no para disimular el esfuerzo, ni para que no entrasen las moscas, sino para proteger el aparato de ortodoncia y los dientes, que cuesta una pasta gansa 🙂 En este tramo se produjeron muchos pinchazos, entre ellos el de Noel (sufriría otros dos más). Tras la finalización del tramo, la misma historia que antes, aunque en esta ocasión llegaron algunos menos.

Noel y Linares arreglando un pinchazo del primero
Noel y Linares arreglando un pinchazo del primero. Foto: Noel Martín

El tercer tramo era muy largo: 10 km. También se hizo muy rápido, aunque en esta ocasión el piso estaba en mejores condiciones. Rodábamos a escasa distancia del Canal y cualquier despiste podía hacer que dieras con tus huesos en sus aguas. La dureza de este tramo seleccionó mucho el grupo. Al primer punto de sellado llegó un grupo de unas 20 unidades. Tras el desconcierto inicial, debido tal vez a que nos esperaban más tarde, conseguimos sellar nuestro pasaporte y recargar algo de agua.

Continuamos por carreteras Palentinas recorriendo la zona del Trofeo de la Villa de Frómista. Descendimos el mítico Magü, que en tantas veces se me ha atragantado. En los repechos perdimos algunas unidades, pero el grupo seguía siendo grande y ahora la coordinación y los relevos, perfectos. Poco a poco fuimos abriendo camino y aumentando la ventaja respecto al resto de participantes.

Los distintos tramos de sirgas y carreteras blancas por los que rodábamos, que ya no tenían tanta piedra suelta y permitían rodar más «cómodamente» seleccionaron un poco más el grupo hasta que nos quedamos siete unidades. Daba gusto rodar en compañia de otros «patas gordas», de los escaladores no había ni rastro. ¡Viva los percherones! 🙂

Ahora el principal problema era el viento y los repechos que salpicaban los páramos castellanos. El primero lo manéjabamos con bastante habilidad: abanico por la izquierda, abanico por la derecha, viento de cara… Los segundos los afrontábamos con filosofía. La armonía del grupo era perfecta. En los avituallamientos nos esperábamos y por los tramos de tierra rodábamos con tranquilidad.

En Frómista me había dado cuenta de que el neumático trasero había perdido presión. Aún no sé la causa, pero supongo que sería algún pinchazo que el líquido pudo reparar. Así no podía continuar, pues el riesgo de llantazo en los tramos de tierra era enorme, lo que supondría perder contacto con el grupo cabecero. Pedí ayuda al coche de los D’Castro, que llevaba una bomba de taller y quedé con él en el punto de sellado de Palencia. Simn embargo resultó que este punto estaba en un pequeño tramo de tierra al que no pudo acceder el coche, así que tuve que parar poco antes de la sirga «Dársena de Palencia». Lo que al principio me pareció un error, pues contaba con la ayuda del coche para contactar de nuevo con el grupo cabecero (no pudo ser porque el coche no entraba en los caminos), resultó no ser tan mala idea ya que, aunque tuve a emular a Cancellara tras resolver un problema con la cadena (menos mal que los grupos de 8v son duros como piedras), conseguí alcanzar a mis compañeros a costa, eso sí, de dejar allí bastantes fuerzas. Cuando me vieron llegar se sorprendieron bastante. Mi bici era la única representante del sector metalúrgico frente a los composites del resto: Cervelos, Pinarellos, BHs, Scotts… ¡Casi na!

Entramos en la zona de repechos que recorre la Denominación de Origen de Cigales y los kilómetros empezaban a pesar. Rubén se quejaba de calambres en la zona posterior del muslo izquierdo, aunque para mi que era cuento 🙂 Al menos, se recuperó del todo. Llevábamos cerca de 6h desde que salimos de Rioseco y ya empezaba a doler todo el cuerpo. A mi me ocurrió una cosa que no me había pasado nunca: no tenía fuerza para quitar el plato grande. En ese momento me acordé del cambio electrónico que llevaban dos compañeros de la escapada. Parada para poner el tercer y último sello en Cigales y de nuevo en ruta hasta Meneses de campo, donde comenzaríamos un último tramo de 20 km de camino (4km) y sirgas (16km) que nos llevaría hasta Rioseco.

En el camino empezamos a jugar a ciclistas. Rubén puso un ritmo frenético que hizo que nos quedásemos en cabeza él, Sergio (Inelecma) y yo. Menudo dolor de piernas Dios mio. Ante la falta de colaboración, en gran parte porque las fuerzas tampoco daban para más y también porque los caminos no facilitan los relevos, se unieron de nuevo casi todos los compañeros de fuga excepto uno. Por la sirga continuaron los intentos para marcharse en solitario a cargo de Rubén, Sergio, otro compañero de la escapada y yo mismo. Ninguno de ellos fructificó. Rubén hizo el afilador con el corredor que le precedía y se pegó un buen castañazo, aunque se reincorporó rápidamente y pudo volver a unirse a nosotros.

Al final, a pesar de la buena armonía que llevamos durante toda la marcha, nos presentamos cuatro ciclistas en la línea de meta donde el más rápido fue Sergio, seguido por Rubén, el otro corredor del que desconozco su nombre y yo mismo, haciendo valer mi punta de velocidad 🙂

Por detrás aún quedaban muchos corredores por llegar. En varias ocasiones comentamos que la marcha se les iba a hacer muy dura. El viento cada vez iba a más y las horas de sillín acumuladas iban a poner a prueba las ganas de continuar de muchos de los participantes.

Para finalizar, pudimos disfrutar de una ducha en el pabellón polideportivo y de una comida que devorámos como si llevásemos una semana sin probar bocado mientras cada uno contaba como le había ido la batallida.

Siento haberme extendido tanto, pero es que más de 7h de bici dan para mucho.

Y mañana, a Coreses.

Clasificaciones

Al no tratarse de una competición, no se establecieron clasificaciones por orden de llegada.

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En breve.

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4 Comentarios

  1. «En el camino empezamos a jugar a ciclistas. Rubén puso un ritmo frenético que hizo que nos quedásemos en cabeza él, Sergio (Inelecma) y yo. Menudo dolor de piernas Dios mio. Ante la falta de colaboración, en gran parte porque las fuerzas tampoco daban para más y también porque los caminos no facilitan los relevos, se unieron de nuevo casi todos los compañeros de fuga excepto uno.»

    Ahora entiendo porqué había marcas de ruedas de flaca por medio del empedrado de Meneses… 😉

    Gracias por la crónica y por participar en la marcha. Tomamos nota de vuestras puntualizaciones para mejorar esos aspectos (y otros) el año que viene.

    Galgos, os adelantasteis en 15-20 minutos al mejor horario que teníamos previsto, vamos a tener que entrenar duro para poder optimizar correctamente sobre la bici lo que se tarda en cada tramo :-D, aunque hemos sufrido el mismo viento en contra nunca habíamos hecho ese recorrido con esa velocidad de viento a favor…

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