¿Os acordáis de aquel grupo de música de los ochenta llamado Locomía? Viene al caso porque en alguno de sus videoclips salían con abanicos enormes. Bueno, pues aquello es poco con lo que se espera para el domingo en Fitero. Viento del noroeste con rachas de 41 km/h. Looooocoooomía, digooo ¡abanicos! La verdadera salsa del ciclismo.
¿Recordáis la décimotercera etapa del Tour del año pasado, camino de Saint Amand Montrond? Ese Benati marcando un ritmo fortísimo y cerrando cuneta con sus compañeros a rueda, mientras el resto del pelotón rezaba para que el corredor que llevaba delante no cediese. Froome queriendo entrar en el corte, y viéndose obligado a refugiarse en el paquete porque el molinillo echaba humo (o chispas). Ese pulso que mantuvieron tres grupos durante 30 km. Espectáculo del bueno sin una sola rampa de por medio.
Pues eso es lo que se avecina en Fitero. El gobierno de la comunidad foral quiere recortar en mantenimiento de carreteras y manda un pelotón de ciclistas a limpiar las cunetas de hierbajos.
Con esta tesitura, es difícil hacer un pronóstico. Un equipo fuerte y bien conjuntado puede quedarse sólo en cabeza, aunque no es fácil. Además, romper el pelotón es relativamente fácil, puede hacerse con un par de buenos rodadores, pero otra cosa es llegar a meta. Apuesto por Larrea, a quien se le vio fuerte en Artajona y tiene un equipo bien organizado que puede controlar la carrera. No obstante, el abanico (nunca mejor dicho) de aspirantes a la victoria está muy abierto.
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