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La última mala noticia para el ciclismo no ha venido en forma de positivo en un control antidoping, sino que ha sido todavía peor: desaparece el Euskaltel – Euskadi, uno de los dos equipos Pro Tour españoles junto al Movistar.
La falta de un patrocinador que pusiese el dinero que aportaban antes las instituciones vascas, ha sido la puntilla para el equipo naranja, que llevaba nada más y nada menos que 20 años en el pelotón profesional.
Muchos se han hecho eco de esta noticia y han comentado los motivos que han podido llevar a la desaparición del equipo: «Una autopsia sobre el cadáver de Euskaltel«, «Euskaltel-Euskadi: entre todas lo mataron, pero él solo se murió«, «Laiseka no entiende la gestión del último año del Euskaltel y su fin«, «El adiós de Euskaltel es un golpe duro al futuro de ciclismo«.
Esta desaparición supone la condena al paro a auxiliares, corredores y técnicos que integraban la plantilla. Algunos corredores encontrarán sitio en otros equipos, otros optarán por «colgar» la bici, y los sub-23 habrán perdido una de las escasísimas opciones de cumplir su sueño de ser profesionales y vivir de la bici.
En alguna carrera escuchaba que «la categoría máster es la que iba a mantener el ciclismo». La razón era que nosotros íbamos a las carreras no sólo sin cobrar, sino que pagábamos, y encima la participación era (y es) muy alta. Lo mismo sucede con las marchas cicloturistas, cuya demanda supera ampliamente la oferta de plazas para participar. Por ahora no parece que la gente vaya a dejar de montar en bici. Sin embargo, ¿quien va a «hipotecar» su vida para luchar por un sueño casi inalcanzable? Sin cantidad no hay calidad, y con cada vez menos apoyos, todo apunta que la situación sólo puede ir a peor en lo que al profesionalismo se refiere. Por buscar el lado positivo, tal vez esto suponga una regeneración en las estructuras del ciclismo.
El deporte en España está herido de muerte, ni siquiera dar patadas a un balón servirá de mucho, porque la situación de muchos equipos de fútbol es de traca. Cualquier empresa con esas deudas a la seguridad social habría sido embargada hace mucho. Más de uno se las prometía muy felices con la llegada de Rajoy a La Moncloa, pues es un declarado seguidor del deporte en general y del ciclismo en particular. Sí, un buen deportista de sillón, pero ahí se acaba la cosa. Hace mucho tiempo que los ciclistas somos ignorados por el poder.
